miércoles, 17 de octubre de 2012

La Fisiología en la Alimentación Equina


 
            La alimentación natural de los caballos es la hierba y su hábitat es el prado. Pero debido a la ausencia de pastos y de espacio hemos substituido estas condiciones por un box de reducido tamaño y un alimento concentrado. Estos cambios, a los que no está preparada esta especie, ha supuesto el aumento de la presentación de ciertas enfermedades como son los cólicos, las infosuras y los vicios de cuadra entre otros




La alimentación natural del caballo es la hierba

 

            Los caballos en libertad se pasan el 75% del día y la mitad de la noche pastando y realizan del orden de 30 a 50 movimientos masticatorios por minuto, lo que supone unos 60.000 masticaciones al día. Cuando tenemos a un caballo dentro de una cuadra y le damos libre cantidad de forraje, se pasará aproximadamente el mismo tiempo comiendo, pero cuando le administramos una cantidad limitada de pienso y forraje entonces el caballo dedicará únicamente el 14% del tiempo a alimentarse.

 
            Por otro lado un caballo mastica de 3500 a 4000 veces por Kg de heno, necesitando para ello aproximadamente 40 minutos. Cuando sustituimos el forraje por un pienso concentrado, el tiempo se reduce de forma importante. 1Kg de avena puede ser consumido en 10 minutos o menos, necesitando solamente 850 movimientos masticatorios.


            La anatomía y la fisiología del sistema digestivo del caballo no están adaptados para esto cambios produciéndole, al pasarse mucho tiempo inactivo en el box, alteraciones en su comportamiento como son: tragar aire, comerse las heces, hacer el baile del oso, morder la madera, etc. Y también alteraciones nutritivas como cólicos, infosuras, úlceras gástricas, bajo rendimiento y la mala nutrición.

            El caballo produce la saliva durante la masticación y su intensidad está en relación directa con la humedad de ese alimento y el tiempo que éste pasa en la boca oscilando entre 5 litros al día para alimentos jugosos a 30 litros para alimentos secos. La saliva humedece la ingesta facilitando el paso del alimento de la boca al estómago a través del esófago.  La saliva es rica en bicarbonato lo cual ayuda a tamponar el ácido liberado por el estómago. Pero algunas alteraciones causarán una disminución en la cantidad de saliva producida como son los problemas dentarios, animales voraces o competitividad por el alimento con otros caballos, tragando el alimento menos masticado y con menos cantidad de saliva de lo necesario.


Los problemas dentarios disminuyen el tiempo de masticación del alimento

 

 

            El caballo, a diferencia de la mayoría de los herbívoros, es monogástrico, es decir, que solo tiene un estómago y tampoco puede realizar la rumia o la segunda masticación del alimento como hacen los rumiantes. Su estómago, además, es de muy pequeño tamaño, aproximadamente 20 litros de los que solo llena 2/3 de su volumen, de manera que su volumen práctico es de 12 litros Todo ellos supone que se necesitan por lo menos dos vaciados durante la ingestión de cada una de las raciones permitiendo solo un breve tiempo de digestión a nivel del estómago. Si el alimento no ha sido correctamente masticado e insalivado pasará poco digerido del estómago al intestino provocando cólicos.

 

            El estómago produce ácido continuamente y  todo esto funciona bien cuando el caballo está pastando de forma continua ya que se produce la masticación tranquilamente, se insaliva abundantemente y constantemente está entrando comida al estómago manteniendo su acidez controlada por la presencia continua de saliva. Si el caballo recibe comida solo mañana y noche el estómago estará vacío durante largos periodos de tiempo provocando la aparición de úlceras gástricas.

 


            La extracción y absorción de los nutrientes contenidos en el alimento comienza cuando la ingesta entra en el intestino delgado y a pesar de sus 25 metros de longitud el alimento es propulsado rápidamente pasando del estómago al ciego en menos de una hora. Si el alimento no ha llegado correctamente masticado, su digestión y absorción intestinal no se producirá de forma adecuada pasando parte de los nutrientes al intestino grueso.

 

            El intestino grueso formado por el ciego, colon mayor y colon menor, es un órgano de gran volumen con una capacidad de 90 litros para el ciego y de 160 para el colon el cual se encuentra replegado dentro del abdomen. Admitiendo que los alimentos sean retenidos por término medio 36 horas en el tubo digestivo, por lo menos 2/3 de este tiempo deben permanecer en el intestino grueso donde por acción de la digestión bacteriana se llevará a cabo la fermentación de la celulosa. Ningún mamífero produce encimas capaces de degradar la fibra vegetal como la celulosa hasta componentes que puedan ser absorbidos por el intestino, y es por eses motivo que toman tal importancia los microorganismos presentes en el tracto intestinal. En el intestino grueso del caballo se considera  que el número de bacterias es 10 veces mayor que el total de las células corporales y que más de la mitad del volumen del estiércol está formada por bacterias.

 

            La población de microorganismos varía en función del tipo de dieta siendo distinta la del animal alimentado a base de hierba de la del que se alimenta fundamentalmente de pienso concentrado. Cuando la dieta se modifica de forma repentina, se rompe el equilibrio en el que se mantienen estos microorganismos dentro del intestino pudiendo causar alteraciones digestivas como cólicos, diarreas o infosuras.

 

             Por otro lado, la fibra vegetal es digerida por las bacterias produciendo ácidos grasos volátiles que son absorbidos en sangre y convertidos en energía, siendo más del 70 % de la energía utilizada por el caballo de este tipo. Pero cuando la alimentación está compuesta básicamente de piensos concentrados, el intestino delgado no es capaz de absorber los nutrientes que en el se encuentran, pasando la comida restante al intestino grueso en donde puede causar importantes trastornos digestivos y de carácter como el “calentamiento”.

 

            Si comprendemos la fisiología, anatomía y necesidades de nuestros caballos podemos compensar la falta de condiciones naturales como el pasto y el ejercicio con buenas prácticas alimentarias como aportar una importante cantidad de forraje en su dieta, administrar el pienso en pequeñas y frecuentes tomas, preferentemente después del forraje, realizar revisiones dentales periódicas y asegurar un tiempo de ejercicio diario.

 

                                                           Salvador Termes

                                                         Veterinario equino

                                         Centro Policlínico Veterinario Raspeig

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario